sábado, 21 de abril de 2012

EL DIPLOMÁTICO ITALIANO ENRICO CALAMAI, UN HÉROE SILENCIOSO

17 abril 2012/Carta Maior http://www.cartamaior.com.br (Brasil)


Enrico Calamai
  
Si Italia fuera una meca del cine político como lo era en los años 60 y 70, seguramente los estudios romanos de Cinecittá habrían filmado algo parecido a la Lista de Schlinder, aquella producción de Hollywood sobre un magnate alemán que rescató un millar de judíos condenados a morir en Auschwitz. El protagonista del filme que nunca se realizó sería el diplomático italiano Enrico Calamai, un héroe silencioso que se desempeñó en el Consulado en Buenos Aires durante la dictadura.

Roma - Si Italia fuera una meca del cine político como lo era en los años 60 y 70, seguramente los estudios romanos de Cinecittá habrían filmado algo parecido a la Lista de Schlinder, aquella producción de Hollywood sobre un magnate alemán que rescató un millar de judíos condenados a morir en Auschwitz.

El protagonista del filme que nunca se realizó sería el diplomático italiano Enrico Calamai, un héroe silencioso que se desempeñó en el Consulado en Buenos Aires durante la dictadura,cuando arriesgó su vida y su carrera para facilitar la fuga de cientos de disidentes políticos y partisanos alzados en armas contra el experimento neonazi de los generales argentinos.

"Nunqué me detuve a contar la gente que pasó por el Consulado, en un programa de la RAI (TV italiana) dijeron que fueron más de 400, sinceramente no sé si ese númer es correcto, no sé cuántos recibieron nuestra ayuda para poder salir con vida de Argentina".

La biografía de Calamai es la de un diplomático inusual en el otoño porteño de 1976 cuando la llegada al poder del general Videla era bien acogida por la mayorías de las embajadas occidentales y conmemorada secretamente por de Brasil, como consta en la intensa comunicación generada por el entonces embajador Joao Batista Pinheiro.

DESAFIANDO AL CONDOR
"Nosotros sabíamos que el Cóndor estaba actuando, aún no lo conocíamos por ese nombre, pero teníamos noticias de que los militares brasileños y argentinos se habían articulado para atrapar a quienes huían de la matanza en Buenos Aires, por eso decidí viajar con dos italo argentinos, Piero Carmelutti y Santiago Camarda, hasta Rio de Janeiro, era arriesgado que fueran solos. Fue en el carnaval de 1977".

"Estos muchachos estuvieron un tiempo ocultos en el Consulado, uno de ellos tenia una destreza artesanal para falsificar documentos y confeccionó unos que lo único auténtico que tenían eran las fotos.

Lo hizo con mi auxiliio utilizando algunos sellos que le facilité, era un método no formal de hacerse de documentación para salir del país, no teníamos apoyo institucional, todo lo hicimos a espaldas de la Embajada, que no me apoyaba en esto.

Tampoco la obtuve de un funcionario de Alitalia al que propuse que haga la vista gorda y nos dieran pasajes directos hasta Roma, lo que este hombre rechazó escandalizándose.
Finalmente logramos los pasajes directos gracias al representante de Varig en Argentina, un italo-brasileño robusto y cordial".

"Nuestra premisa era evitar que fueran interrogados en Rio, porque allí posiblemente había gente del aparato de inteligencia militar, y mi función era estar junto a ellos para hacer valer mi condición de diplomático denunciando un eventual secuestro, como ocurriría en 1980 con el italo-argentino Domingo Campiglia, capturado precisamente en Rio de Janeiro" cuenta Calamai, con rigor propio de un historiador.

"Ellos no podía permanecer en Buenos Aires pero a la vez había que atravesar el cerco del Cóndor en Rio, la única forma de que llegaran con vida a Italia".

La resistencia a la dictadura había sido fracturada militarmente en 1977, año de intenso intercambio entre los servicios de inteligencia de los dictadores Ernesto Geisel y Jorge Videla.

Documentos a los que tuvo acceso Carta Maior, fechados en auel año , confirman la prioridad dada por Brasilia a la ubicación y detención de "elementos de (de las organizaciones guerrilleas) Montoneros y ERP", para ser entregados a Buenos Aires.

Los aparatos represivos trabajaban en notable sintonía. Tanto que las agencias de inteligencia brasileñas recibían informaciones sobre las actividades de la resistencia argentina en Italia.

Dentro de la documentación hasta ahora secreta, obtenida por este sitio, consta un dossier del Estado Mayor del Ejército brasileño,originado en Italia en junio de 1978, caratulado como “Movimiento Peronista Montonero en el exterior, Accionar, Contactos, Conexiones con Grupos Terroristas, Antecedentes”.

OMERTA DIPLOMATICA
Los cientos de argentinos que huyeron del genocidio gracias al trabajo de Calamai no le valieron de mucho para obtener una promoción en su carrera diplomática, dado que luego de haber trabajado 5 años Argentina, un destino considerado de relativa importancia, fue enviado a otro considerado irrelevante:Nepal.

Distinta fue la suerte del embajador Joao Batista Pinheiro quien, luego de sus buenos oficios ante la Junta Militar porteña, fue promovido a jefe de la misión diplomática en Washington.

Poco despúes del derrocamiento del gobierno civil argentino Pinheiro trabajó para que Geisel enviara en abril de 1977, a un representante a Buenos Aires, un gesto crucial para Videla quien temía sufrir el asilamiento diplomático que padecía su colega chileno Augusto Pinochet.

"Hasta ahora no se ha estudiado demasiado como actuaron los servicios diplomáticos en general frente a la dictadura", apunta Calamai durante la conversación con Carta Maior en Roma.

Y amplia: "no lo digo sólo por Italia, me refiero a la mayoría de los paises occidentales, que fueron completamente omisos ante las violaciones de los derechos humanos en Argentina".

Como en los pactos mafiosos, el grueso de los diplomáticos apostados en Buenos Aires, salvo los la embajada de México donde recibió refugio durante años el ex presidente democrático Héctor Cámpora, optó por omertá.

"Directamente o indirectamente las principales embajadas, incluyo acá a las de Italia, y creo lógico que también Brasil, aunque no tengo información concreta, fueron informadas con de que se venía el golpe de Estado".

"Estos avisos sobre el inminente derrocamiento del gobierno civil eran también una forma de advertir que no aceptarían que las embajadas reciban refugiados, como lo había hecho nuestra embajada y otras después del golpe de Chile. Y casi todos los países que recibieron el aviso de los militares argentinos, por lo visto, entendieron el recado y lo aceptaron".

"Ahora, con el pasar del tiempo, comprendo que alrededor del Cóndor había una colaboración estrecha de las embajadas y los militares argentinos, y de las embajadas y sus propios agregados militares. La diplomacia es algo muy cercano al poder, y lo fue durante las dictaduras, los diplomáticos saben que si se oponen al poder o lo marginan o lo eliminan, en esa época esto era un riego real".

SANTA COMPLICIDAD
Antes de la entrevista Calamai nos muestra el Antico Café del Brasile, a pocos metros de su casa: "antes de ser papa, Juan Pablo II, cuando era seminarista, venía habitualmente a este café, es un lugar simple, como ven".

Las exequias de Juan Pablo I, antecesor del papa polaco que frecuentaba el barrio de Calamai, fueron un pretexto para estrechar las relaciones entre el Vaticano y Videla, que fue uno de los jefes de estado convidados. Las gestiones para el viaje de Videla y su encuentro con el entonces premier italiano, fueron realizadas por la logia masónica Propaganda Due (P2), según consta en un libro lanzado este año en la Universidad Roma Tres.

"La logia P2 se movía como un poder oculto, gozaba de una notable influencia en el servicio exterior italiano y en el Vaticano, y uno de sus principales hombres, Licio Gelli, mantenía buenas relaciones en la Iglesia".

"El Vaticano estuvo muy cerca del régimen argentino, no sólo porque coincidía con su anticomunismo, sino porque contribuía en la decision de Roma de terminar con la teología de la liberación en América Latina. Se decía que el nuncio apostólico jugaba tenis con el almirante (Emilio) Massera", uno de los miembros de la Junta y a quien le correspondía el control del Ministerio de Exteriores argentino.

"Pero también hay que recordar que los motivos ideológicos que tuvo el Vaticano para apoyar a los militares eran tan importante com los intereses económicos de empresas ligadas a la Iglesia que estaban radicadas en Argentina".

Estas razones contribuyen a explicar, según Calamai, porque el Estado Vaticano omitió durante años denunciar el genocidio argentina y negó toda ayuda a los familiares de los desaparecidos y prisioneros.

"Hay muchas cosas que han escapado de mi memoria, pero lo que recuerdo es que cuando hablaba con diplomáticos de otros países sobre las violaciones de los derechos humanos, prácticamente todo el mundo que nadie iba a la Nunciatura porque no los recibían".


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